Su vuelo con destino a Palma.
Me desperté una mañana y las maletas estaban en la puerta, creí que me habían echado pero sobre la mesilla había unos billetes de avión, vi la hora y aún había tiempo para un café y llamar a Begoña para saber que estaba pasando, me dijo que no me preocupara de nada, que solo tenía que estar a la hora marcada en el aeropuerto para coger el avión. Así lo hice, y ella no falto a la cita, nos subimos al avión nos abrochamos los cinturones y despegamos.
Cuando estábamos llegando podía apreciar el agua cristalina a más de 10.000 pies de altura, el azul del mar atravesaba las ventanas del avión acompañado de un sol radiante con el que ya podíamos imaginarnos el aire Mediterráneo que nos recibiría tras recoger nuestras maletas.
Había escuchado hablar mucho de aquel lugar aunque nunca había tenido el placer de visitarlo, nos tomamos la tarde de descanso antes de ponernos a trabajar, aprovechamos para hacer una visita turística y gastronómica por la ciudad, sería un pecado no comer y beber los productos autóctonos de Palma cuando la visitas por primera vez.
Aceite de oliva, verduras de temporada, pan mallorquín, sopas cocinadas a la cazuela y con sofrito de verduras, escaldums, un estafado de pollo con almendra picada, pan payés combinado con diferentes embutidos, el tumbet o la porcella rostida eran platos que necesitábamos probar para entender la cultura gastronómica del lugar.
También necesitábamos ver sus ambientes, sus calles, sus calas de agua cristalina, la catedral, el Palacio Real de la Almudaina, S`Hort del Rei, o el Parc de la Mar, lugares que sin duda nos gritaban al oído las costumbres y la historia de Palma de Mallorca. Entonces lo entendimos, estábamos ante un paraíso gastronómico, arquitectónico y cultural, en el que la gente disfruta del sol, del mar, de salir a la calle y de los productos que la tierra que frecuentan les ofrece.
Y decidimos quedarnos, sacar nuestros bártulos y diseñarles a sus habitantes y visitantes un pequeño espacio donde la cultura gastronómica del Norte de España y la mediterránea se uniesen para siempre. Las mejores carnes con los mejores maridajes, vegetales, quesos y productos de temporada.
Estamos muy ilusionados con este nuevo proyecto, ya que para nosotros es todo un reto y un honor convivir con chefs de primera talla y hacernos un hueco entre los deseos de los mallorquines, ofreciéndoles una cocina de autor con carácter y sello de identidad propios.